1.2. Mitos sobre el periodismo de investigación


Mito 1: Es glamoroso y una forma de convertirse en celebridad.

Los que aparecen en la película Todos los hombres del presidente del caso Watergate son los actores que los encarnaron: Robert Redford y Dustin Hoffman. ¡No son los periodistas reales! El periodismo de investigación es un trabajo duro, monótono y a veces riesgoso.

Mito 2: Los periodistas son más importantes que sus reportajes.

El periodismo de investigación es un servicio público y no un festival del ego. Ser un periodista de investigación es, ante todo, respetar los estándares éticos de la profesión.

Mito 3: El periodista de investigación es una suerte de Llanero Solitario.

En una película puede ser práctico tener un héroe y desarrollar la acción en torno a un solo personaje. En la realidad, el periodismo de investigación no es sustentable si no es un esfuerzo de equipo.

Mito 4: El periodismo de investigación existe fundamentalmente en los medios privados.

En parte esta aseveración es cierta. Pero también existen ejemplos bien conocidos en los que medios públicos han impulsado investigaciones pioneras en contra de los intereses de un gobierno en particular.

Mito 5: El periodismo de investigación se focaliza solo en las malas noticias.

Lo prioritario para una comunidad y sus medios es detectar irregularidades para corregirlas. Pero el periodismo de investigación también cumple un rol en dar noticias positivas. Por ejemplo, corregir ideas negativas o sesgadas de personas o comunidades puede resultar un buen informe de investigación. Es el periodismo sensacionalista el que disgusta al público, porque fomenta el escándalo sin más propósito que el de apelar al morbo de la gente y su gusto por entrometerse en la vida de otros. Para que valga la pena investigar un escándalo, los hechos deben ir más allá de una conducta personal reprochable y abordar temas que afecten verdaderamente el interés público.

Mito 6: La investigación periodística es simplemente buen periodismo.

Esta definición es producto de la visión tradicional de los periodistas como “vigilantes”, cuya misión es rastrear irregularidades, buscar culpables y generar cambios. Y eso es parte de su función. Es importante detener el accionar de individuos corruptos. Pero si un informe de investigación no mira más allá de los criminales: hacia los agujeros del sistema mismo que permiten este tipo de conductas, no evitará que una nueva camada de corruptos repita el delito (y probablemente les haya enseñado a ellos cómo hacerlo  mejor). Un trabajo de investigación debe identificar problemas subyacentes y alertar a aquellos que pueden cerrar los vacíos legales. Si los que están en el poder no lo hacen, se  debe averiguar por qué. Así, aunque los periodistas de investigación deben reunir todas las habilidades de un buen reportero –observación, investigación y la búsqueda de  respuestas–, estos criterios por sí mismos no definen acabadamente su trabajo ni los distinguen de otras profesiones.