2.1.2. Cómo enfrentar amenazas e intimidaciones


Si el sujeto investigado es muy poderoso y potencialmente peligroso, quizás convenga evitar una confrontación personal y optar por enviarle, en cambio, las preguntas a su oficina. Es mejor no ingresar en su territorio y evitar que su cara
se vuelva familiar para sus aliados. Este tipo de entrevista por escrito no es lo mejor, pero tiene la ventaja de que preserva la identidad del periodista.

Antes de embarcarse en este tipo de historias, el periodista debe evaluar qué respaldo o protección puede ofrecerle el medio. En caso de profesionales freelance, hay que armar algunas estructuras de resguardo.

Pedir declaraciones a una persona o entidad poderosa sobre una cuestión de gravedad puede derivar en amenazas legales y también físicas. Las amenazas pueden tener como finalidad que el editor desista de publicar la historia, y en algunos casos efectivamente pueden lograrlo. Pero si los hechos investigados son sólidos, convencer a su editor de que estos individuos generalmente no inician las demandas por difamación como amenaza. En primer lugar, porque suelen tener mala reputación, lo que debilita su caso ante la justicia (es el caso, por ejemplo, de compañías involucradas en el comercio de armas). En segundo lugar, un juicio podría sacar a la luz toda la evidencia que su oponente está tratando de ocultar. Para enfrentar a individuos que operan con intimidación, persecución u otro tipo de amenazas, organizaciones como Committee to Protect Journalists or Reporters Without Borders brindan asesoramiento.


Una vez evaluadas las fuentes seleccionadas y considerado el riesgo que significa encontrarse con una persona, hay que preparar la entrevista. El próximo capítulo analiza cómo planificar las preguntas y cómo comportarse en la conversación. También aborda las reglas que son cruciales para que una entrevista resulte exitosa.